Buen sabor de boca el que nos dejó la III Edición del Aquelarre MetalRock Fest, de la mano de Andy Management, esta vez en la Sala Gamma de Murcia, los pasados 2 y 3 de octubre de 2015. Era mucha la expectación después del éxito de la pasada edición, y esperamos que se consolide de cara al futuro. A día de hoy y en el tiempo que lleva, ya se ha convertido en un referente en nuestra región, en cuanto a calidad de las bandas y precio de las entradas. Aquí va mi «mini crónica» de lo que dio de sí este fin de semana murciano metalero.
Dos días, en una sala como la mítica Gamma, al precio a que estaban los abonos, hacían esperar más gente de la que al final nos encontramos. Por desgracia, la respuesta no se adecuó a lo jugoso de los ingredientes, lo que te da que pensar, ¿qué hace falta para que el público se mueva a las salas? ¿Hará falta que regalen la música en directo? (y ni por esas). Compromisos familiares y personales ineludibles me impidieron acudir la jornada del viernes, pero el sábado, sinceramente y después del titánico curro y la ilusión de Andy (robando horas a su vida personal y familiar), me esperaba otra cosa. Sí, me esperaba más gente. Y sí, sabemos lo que pasa, pero no por repetido voy a dejar de incluir mi momento pataleta.
Puntuales acudimos a la sala y no puedo evitar preguntar por el día anterior, me repiten el tema de la escasa asistencia, y me comentan que el plato fuerte de la noche del viernes (con un estilo marcadamente diferente al sábado) fueron los KILLUS. Para una vez que falto a algo, me dicen que me perdí una buena. Noche de encuentros (con las caras conocidas, los habituales), reencuentros (los de quienes hace tiempo que no veía) y de conocer gente nueva e interesante. En fin, camaradería y buen rollo festivo metalero el que se respiró en la segunda jornada, a priori orientada a un Heavy/Rock más power y clásico, aunque ese esquema se nos rompió a lo largo de la jornada, como veremos.
A las 20:30, como estaba previsto en horario, sin retrasos y con puntualidad inglesa, abren fuego los RAVEN´S GATE, banda a la que había tenido ocasión de ver en el Hypnos Rock Festival en Cartagena, y de la que por la misma razón tenía ganas de repetir. Pude recordar el buen sabor que me dejaron estos valencianos que con su buen hacer, quedaron impresos en mi memoria y pudimos volver a disfrutar de un más que solvente show de metal melódico auspiciado por la belleza de sus composiciones, y la solidez de su ejecución instrumental en el directo. Les queda camino por recorrer pero con su juventud, no podría ser de otra manera, y tienen todo el camino por delante. Mi apuesta la tienen.
Seguimos con el que para mi sorpresa, fue uno de mis dos conciertos preferidos de la noche, más cerquita de casa, los yeclanos KNIBAL. Digo para mi sorpresa porque los conocía de oídas, y por el estilo y las definiciones que me llegaban por referencias, no esperaba que me fueran a gustar tanto ya que mi línea suele ser más metalera. Realmente no hay una definición para KNIBAL: ¿Punk rock?, ¿Punk hardcore? ¿Heavy-Punk? Lo cierto es que este combo de guitarra, bajista femenina y batería, ofrecen toda una bomba de relojería de energía y rock, tamizado por la alta profesionalidad de su directo: música con cuerpo, de la que llena la estancia pese a la austeridad en cuanto a instrumentos en escena, pero combinada con la frescura del directo; tintes garaje sin caer en la “suciedad” con la que a veces se confunde el underground, guitarra rasgada sin amontonar el sonido, bien empastada con bajo y batería. La bajista femenina y el buen rollo que lleva la chavala en escena (unido a mi debilidad por las mujeres rockeras y metaleras), con alegato feminista incluido en uno de los temas (Mi cuerpo, mis normas) terminaron de ganarme. En fin, mucho KNIBAL.
Al hilo de los descubrimientos, y las sorpresas positivas, a continuación sale a escena otra banda a la que no había tenido ocasión de ver en directo, los WE ALL FALL. Quienes, de nuevo, me rompieron el esquema de tarde noche power metalera, que llevaba en mi cabeza. Se ganaron con creces ser mi descubrimiento de la noche, y llamar mi atención, con su atípica pero efectiva mezcla de metalcore, hardcdore, thrash metal o heavy metal, salpicado con notas de grunge entre otros, todo plasmado en un directo de calidad, empastado en cuanto a la instrumentación, con sonido límpido y potente. Consiguieron que tomara nota mental de ellos cara al futuro, pese a no predicar uno de mis estilos predilectos. Prueba de que lo que siempre digo es cierto: no soy de estilos, sino de bandas; es que el grupo me llegue, o no me llegue. Y en este caso lo hizo.
Avanzamos en la noche con uno de los platos fuertes de la noche, los DÖRIA, que demostraron con creces que para algo son quienes son, y están donde están. Poco hay que decir de ellos salvo que pasaron y con nota, frente a un ya más abundante público, entre los que se contaban los seguidores de la banda. Clásico power metal y hard rock del que te tiene permanentemente en vilo en su directo, lograron animar la estancia y sencillamente, lo hicieron genial, tocando impecable y llegando al corazón del público. Ya los tiempos, por exigencias del guión, eran cortos pero a mí, personalmente, se me hizo especialmente breve.
Pasamos a HARD LOVE y qué decir de esta banda murciana, que tanto hace de bastón para llenar salas a grupos que vienen de fuera. Y es así ya que atesora una corte de fieles seguidores, dispuestos a apoyarles y a disfrutar de su directo allí donde van. Porque lo hacen bien, porque dan show, porque sus canciones tienen gancho, y por una magia especial que no se puede explicar con palabras (y esto es algo muy grande para una banda). El caso es que tienen ese “algo” que, como me dijo “my friend” Rose: “hace que, por muy cansada que estés en un festi, y aunque el Hard Rock no sea tu bandera, con ellos bailes, cantes, te entregues, lo des todo”. Ese fue el efecto que provocaron HARD LOVE; hacer de antídoto contra el cansancio que se empezaba a acusar en los cuerpos, y aliciente para seguir.
LA SKALA DE RICHTER, eran los que repetían respecto al año anterior (junto a SEMILLA ANIMAL), y no me extraña. Siempre es un placer recibirlos en Murcia. Ante todos y cada uno de sus directos, sólo queda arrodillarse y hacer reverencias. Y es que son grandes. Muy grandes. Unos monstruos musicalmente hablando. A mi humilde modo de ver, tremendos, todo un espectáculo y una bomba de racimo para el alma. Su manta instrumental te envuelve bailando en complejas escalas y cambios de ritmo, apuntalada por una voz que no es de este mundo, con una potencia en directo que te hace estremecer. Por si las dudas quedan, este fue mi otro concierto de la noche.
Ya a estas horas el cansancio no perdonaba, pero venía algo que no quería perderme y esos son los CELTIBEERIAN. Una, que le importa poco y menos los prejuicios, el qué dirán y las etiquetas, tenía muchas ganas de verlos. Porque además, me encanta la música celta, (bien) mezclada con rock es un gustazo, y me los perdí en el Leyendas. Estas bandas tan denostadas de friki metal, a mí me gustan mucho (si lo hacen bien, repito, si no, da penica). Y CELTIBEERIAN lo hacen muy bien: los instrumentos celtas (nada fáciles) los ejecutan muy bien, y los casan genial con la esencia rock. En directo desplegaron una buena energía muy contagiosa. Por momentos te piensas que estás en la taberna irlandesa bailando a saltos por encima de las mesas. El resultado, para el papelón que tenían de cerrar una larga tarde-noche, la que montaron fue curiosa: ¡menuda fiesta! Hicieron bailar al personal como si no hubiera un mañana.
Ya avanzada la noche, cerca de las tres de la mañana, cansados pero con mucha satisfacción, nos vamos a casa. Con el sabor de haber disfrutado de lo conocido y haberme enriquecido con nuevos descubrimientos. Con el placer de saludar a los de siempre y a los más antiguos, y de conocer a nuevos compañeros de camino. Te animo a buscar las fotografías de los medios que siempre están al pie del cañón para inmortalizar con su arte los momentos. Y respecto a mí, sólo me queda rememorar una de las frases de Óscar Sancho (Lujuria): “Si no puedes ir a todos los conciertos, ¡joder!, ve a alguno”. Mucho Aquelarre y por muchos años.