En Orihuela, cuna de Miguel Hernández, clima propicio a alumbrar artistas, tuvimos la ocasión de disfrutar del siempre genial directo de EBONY CODE, en el veterano bar y sala de conciertos “La Gramola”. Tenía ganas de asistir a esta sala que, como reza su decoración, lleva abierta desde 1991, por conocerla de oídas a través de amigos que han asistido a varios conciertos allí. La verdad es que no me defraudó en absoluto ya que no es muy grande, pero una cuidada decoración y ambientación, y el cordial trato del personal, unido al trato a las bandas y el buen sonido del directo, hacen muy agradable y acogedora la estancia. Sencillamente, se nota cuando vas a un sitio donde les gusta la música, y no tanto el negocio en sí.
Pese a no ser muy grande la sala, pese al irrisorio precio de la entrada, y pese a jugar en casa (ya que la banda es de la zona), el número de asistentes fue escandalosamente escaso. No son recién llegados precisamente, ni unos niños, y como veteranos atesoran sus seguidores y (por jugar en casa) amigos, conocidos, simpatizantes en general. Tampoco había conciertos cerca con los que la competencia enrareciera la situación, es decir que a priori, todo jugaba a favor. Pero bien sabemos que los “a priori” funcionan poco, y que la gente prefiere gastarse los dineros en las cuatro bandas caducas que suenan hasta la más desquiciante saciedad, en lugar de valorar el talento. Aunque para ese talento, sólo haya que bajarse dos calles al lado de casa, o coger media hora de coche. Al fin y al cabo, desde la llegada de los macro centros de muebles, el mundo sofá ha ganado en comodidad y claro, cuesta. Hay que entenderlo. El mundo sofá es muy importante. Y la programación televisiva un sábado por la noche, irresistible. Los vientos polares en la Vega Baja, aterradores. Es todo tan hermoso en casa…así como hipnótico. Pasada la pataleta, que siempre dejo para el principio (porque siempre es la misma historia) vamos a lo que importa.
Quedándonos con la parte positiva en cuanto a público se refiere, como se suele decir eran pocos pero buenos. Se respiraba buen rollo y familiaridad, lo que me hizo sentir muy cómoda en poco tiempo pese a no conocer a nadie de los asistentes. La sala sonorizó a la banda de forma muy solvente, así que el marco y ambientación eran los idóneos para disfrutar de una buena noche de Heavy/Rock. Faltaba ver lo que el grupo dibujaba en el lienzo, y se dejaron la piel y el alma sobre el escenario así que para mí, el cuadro final fue perfecto y la noche, redonda.
Abren fuego con Siervo Del Miedo, correspondiente a su último trabajo, “Sistema Transgénico”, con algunos desarreglos técnicos en cuanto a voz y bajo que pronto, y sin llegar al final de este primer tema, fueron solventados; por obra y gracia del fino oído de los asistentes, y el conocimiento de los temas que da el seguir regularmente a un grupo. Una vez advertido lo que no sonaba como tenía que sonar, y una vez corregido, entramos en materia con el cien por cien de intensidad. Especialmente en lo referente al bajista, fue una felicidad para mí que se subiera el prodigioso sonido que Ricardo Parreño saca de las cuatro cuerdas (Los amantes del bajo necesitamos que suene, y que suene bien, y este chaval suena especial).
Siempre que escuchas un disco de la elaboración, nivel técnico y musical, producción y en definitiva, calidad de “Sistema Transgénico”, te entra la duda de cómo trasladarán toda esa limpidez y complejidad al directo. He de decir del directo de EBONY CODE (que es a lo que aquí estamos), que no sólo atesora todos los elementos de su trabajo de estudio, sino que además imprime la fuerza desgarradora y la potencia del directo, sin que un factor pise al otro. Dicho lo cual, pasamos al concierto en sí.
Abre el telón, como decíamos, Siervo del Miedo, tema con unos cambios de ritmo de vertigo, ejecutado con precisión de maquetista y maestría instrumental en el directo, y consiguiendo trasladar al mismo la agonía que transmite el mensaje de la canción.
En similar nivel de alegría existencial nos movemos con el segundo tema, La Jaula, ya con el sonido perfectamente ajustado y metido por tanto el público plenamente en el concierto; tema pegadizo en su melodía pero igual de intenso en su trasfondo y que sin duda, está visto y comprobado que merece la pena ver en directo, que es donde la canción más se vive y “se entiende”.
Seguimos con Sistema Transgénico, que da título a su último álbum, “Sistema Transgénico”, uno de los dos con letra de Vicente Sempere, y tal vez destinado a sacarnos de la zona cómoda ya que supone un cambio de tercio respecto a los anteriores. Uno de los temás quizá más crípticos de su último álbum, a nivel de música y letra, que ya es decir. El tema concluye con un doble bombo de Juan Antonio Moya, de los que cortan la circulación en sangre.
Continúa el repaso a “Sistema Transgénico” con Jaque al Rey, donde parecen darnos un descanso levantando un poco el pie del acelerador, pero sólo es apariencia porque finalmente, el nivel del concierto no pierde un ápice de fuerza ni de intensidad.
Por primera vez se para la cabalgada de un tema a otro, y Antonio Meseguer, (vocalista y letrista de todas las canciones del último álbum, salvo Sistema Transgénico y Marc) se dirige al público, para explicar la historia personal que sirve de trasfondo a la canción que prosigue, Obligado Viajero. Es la historia del amigo que se va, buscando un mejor futuro que en esta España de charanga y pandereta, no puede encontrar. En este tema el cantante se luce desplegando unos agudos de ciencia ficción (y sin falsetes), dando cuenta de una soberbia y trabajada técnica vocal.
Por primera vez también, el Set List se aparta de su último álbum para traernos un tema de “Renacer”, su anterior disco, concretamente Carta de Despedida. Que despierta al anunciarlo la ilusión de alguno de los asistentes, sin duda de los más incondicionales. Tema que cierra su anterior álbum “Renacer”, llevado al directo con un tempo diferente a su grabación original, sin perder ni una pizca de su belleza.
Volvemos a “Sistema Transgénico” para otro de los temas con letra escrita por Vicente Sempere, Marc, dedicada a su hijo y como tal, la letra más tierna y positiva del disco. Es lo bueno de tener los discos originales, que te puedes leer las letras, con los que las canciones cobran otra dimensión. Sin duda, este medio tiempo supone el momento romántico de la noche.
Hacia la mitad del concierto nos encontramos con la sorpresa de la noche, y es cuando Miwel Vath (el corredor heavy) se sube al escenario a interpretar No es el final, correspondiente al anterior disco de la banda “Renacer”. Y es que al Corredor Heavy lo estábamos viendo de público, pero nadie nos esperábamos que se subiera a apoyar las voces de un tema, cantando en gutural, que también sabe hacer esto además de correr.
Es obligado hacer un inciso para explicar el reto de Miwel Vath, consistente en correr un total de 500 kms para recaudar fondos a favor de la asociación ACUÉRDATE DE MÍ (Bigastro, Alicante), dedicada a la lucha contra el Alzheimer. Este titán ya ha comenzado su azaña con el Camino de Santiago, del cual ya atesora unos cuantos kilómetros en sus piernas; y continuará con otras pruebas deportivas. Puedes ver todos los detalles en su página de Facebook, donde puedes seguir su andadura, informarte de la asociación, y hacer tu aportación económica. Desde Metal Murtius, queremos enviarle todo nuestro apoyo y ánimo.
Aprovechamos para tomarnos un refrigerio, que la noche viene como decimos intensa y rica en emociones, para volver a “Sistema Transgénico” con un tema cargado de mensaje y compromiso social, Niños de la Guerra, del que os recomendamos encarecidamente la lectura de su letra. Lejos de mostrar los músicos un ápice de cansancio, este tema supone un punto de inflexión en el concierto (no sé si intencionado o no, no sé si dejándose llevar por el calor ambiente) en el que van subiendo el nivel de energía, vehemencia y teatralidad dramática, en progresión geométrica hasta el final del show.
Vuelven a cambiarnos el tercio con otros dos temas de su anterior disco, “Renacer”, concretamente Injuria del Honor y Turbio Deseo. Si algo se percibe de la escucha de estos dos temas seguidos, es la clara evolución musical de la banda a nivel de sonido y estilo, de su último “Sistema Transgénico” con respecto al anterior. “Renacer” sigue una línea, a mi modo de ver, más thrash y con un clima más underground. La música en este último trabajo quizá se ha limpiado y a la vez complicado (más aún) en sus estructuras, dando como resultado un sonido más elaborado. Sin embargo, en el directo los temas Injuria del Honor y Turbio Deseo son balas disparadas a bocajarro, ya que les dan un golpe de tuerca endureciéndolas respecto al estudio, dando lugar a un soplo de aire fresco dentro del set list. Sin duda saben manejar los tiempos, para mantener al público en vilo durante toda la actuación.
Con las pilas cargadas y sin piedad, vuelven definitivamente a “Sistema Transgénico” para concluir con éste el resto del concierto; ya hacia al final, sin la más mínima tregua pasan a Chamanes: Un tema para mí mágico y especial, particularmente uno de mis favoritos del disco, y que sirvió de soporte al videoclip oficial de la banda el cual puedes visionar en su canal de Youtube. En directo, además, por cualquier razón, fue de los que más disfruté.
Acaban literalmente echando el resto, con Belleza Asesina y En Mi Lista Negra, más de hora y media de show en la que lo dieron absolutamente todo, subiendo progresivamente en intensidad hasta culminar en lo más alto del escalafón de locura dramática, poniéndonos literalmente los pelos como escarpias al final del concierto.
A petición popular y ya fuera de set list, reproducen Injuria del Honor, poniendo el broche de honor a un concierto espectacular, profesional y emocionante a partes iguales.
Como visión general del directo de EBONY CODE, resta hacer unos apuntes. Del papel de Antonio Meseguer como cantante y frontman, voy a resumirlo en dos aspectos: Su insólita capacidad vocal que, -como un Mozart que componía notas que ni se sabía que existían-, él alcanza registros imposibles; y su poder de teatralizar los temas, transmitiéndonos la vivencia y esencia de los mismos en toda su carga dramática. Es lo que distingue a un cantante de un artista; es lo mismo que estremece, en escena, de estrellas como Freddy Mercury u Ozzy Osbourne y aunque a aquél le quede años luz para ello, el germen lo tiene y con eso se nace, no se hace. (Si además de la música, tienes afición al teatro, entiendes lo que quiero decir).
Juan Antonio Moya: Uno de los mejores baterías que haya visto nunca en un directo. Me explico. Hay baterías muy buenos que destacan en potencia y fuerza bruta; otros, en precisión; algunos, se dejan el corazón en los bombos; y otros, manejan a la perfección los tiempos y son buenos capitanes de barco; los hay que, sencillamente tienen arte e imaginación con las baquetas. Este tío destaca en todas esas cosas. Tiene una chispa especial, que combinada con maestría técnica hace que, en el estilo en que se maneja, no sólo no se pierda sino que se mueva como pez en el agua, empastando el directo de la banda. A las claras, si él fallara, el directo sería muy distinto, quizás infumable.
De Ricardo Parreño, bajista de la banda, he hablado al principio. Quien me conozca sabe que soy bajista adicta, pero por eso mismo hay muy pocos bajistas que me conmuevan de verdad. Que no se limiten a hacer comparsa y acompañamiento. Que no se escondan detrás de las guitarras. Que transmitan. Y Ricardo Parreño conmueve y transmite. Y para ello, no le hace falta cinco cuerdas o seis. Ni aspavientos. Le dota a la banda del punto de profundidad que el sonido necesita, también en el directo, con una magnífica calidad en ejecución, enriquece cada tema con sus filigranas elaboradas con gran virtuosismo y no le faltan muchos años para ser un maestro de las cuatro cuerdas.
Finalmente Vicente Sempere, del único que no he hecho ningún apunte en toda la crónica porque su presencia es constante en todo el concierto, no tiene picos, destaca siempre. A estas alturas es muy difícil que un guitarrista me impacte, de hecho hacía años que no me pasaba. Y sinceramente él lo hizo. Si el batería es el corazón de la banda, Vicente quizá sea la sangre. Imanta todo el sonido del directo vistiendo a las canciones con un traje hecho a medida. Su pasmosa seguridad y parsimonia en el escenario podrían dar a entender que es fácil lo que hace, y en absoluto: necesita modular garra y melodía para que una no se pierda en la otra, y los temas suenen como tienen que sonar y no te quieras ir corriendo. (Que es lo que pasaría si esas composiciones, no estuvieran interpretadas por músicos como los que tiene EBONY CODE). Como el Aleph de Borges, “el punto que contiene todos los puntos del universo”, Vicente confluye tres o cuatro guitarras en una sola, consiguiendo un sonido envolvente y limpio, denso y potente a la vez; ajustando las notas en cada momento con la exactitud de un relojero suizo. Es quien reviste a las canciones del traje adecucado, como decíamos, para que el directo recale en nuestros sentidos como el agua en la tierra
De EBONY CODE como banda en el directo: nada he dicho del estilo o casi nada porque esto no es una crítica, pero el inclasificable estilo de la banda, con cambios de ritmo y tempo constantes, subidas y bajadas, necesitan como ya adelanté, de unos músicos sobresalientes para que el directo no espante. EBONY CODE los tiene, por decirlo bien, los atesora. Todos tenemos en la cabeza a bandas que suenan muy bien en el estudio, y en el directo te quieres pegar un tiro. Con EBONY CODE eso no pasa y es mérito de sus componentes, que constituyen una sólida unidad forjada a base de (intuyo) “eras ancestrales” de ensayos. Guitarra y bajo establecen un fluido diálogo sellado por la batería, aportando cada uno el matiz que el tema pide en cada momento.
Como digo, los cuatro en el concierto en directo empastan formando una sincronía perfecta, siendo esta, me aventuraría a afirmar, la mayor cotización de la banda (además de sus composiciones). Entre ellos en el escenario se trasluce un buen rollo y camaradería, de las reales, de las que se ve a las claras que no son forzadas, ni imagen para la fachada, lo que sin duda contribuye a que los resultados se adecúen (en términos de marketing) a los exigentes estándares de calidad que tiene la banda. Para concluir, y como dicen en misa, justo y necesario es terminar recalcando la simpatía y buen rollo de la banda hacia el público, también 100% natural y sin conservantes, sin poses y sin forzar (porque esto es como los nuevos ricos o la pre-menstruación, que se nota), lo cual denota no sólo que se exigen, sino que además, lo viven de verdad y lo disfrutan.
EBONY CODE es catarsis; la domesticación de los demonios.
Podéis ver la galería completa de fotos AQUÍ.
Set list
–Siervo del Miedo
-La Jaula
-Sistema Transgénico
-Jaque al Rey
-Obligado Viajero
-Carta de Despedida
-Marc
-No es el final
-Niños de la Guerra
-Injuria del Honor
-Turbio Deseo
-Chamanes
-Belleza Asesina
-En Mi Lista Negra
-Injuria del Honor