[crónica] PARADISE LOST- Madrid- 6/11/2015

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Lo que viene a continuación es otra de mis “crónicas informales”, sencillo volcado de impresiones carente vocación periodísitica, sobre lo acontecido en la Sala Arena de Madrid. Vaya por delante, en este caso, mi nula objetividad y rigor informativo: PARADISE LOST ha sido una de mis bandas de absoluto culto desde mi primera adolescencia, a la que he seguido con fruición casi religiosa, y que me ha reportado grandes momentos de soledad acompañada en el transcurso de mis estudios. Cuando me enteré de que venían a España, mi economía lloraba amargamente después del último Leyendas del Rock, y tuve que hacer algunos ajustes. Aun así, por mí como si se acabara el mundo después: yo tenía que ir.

Con apertura de puertas a las 19:00, y sabiendo la puntualidad inglesa de este tipo de salas, hubo que hacer equilibrismos, y más cálculos que en la NASA, para salir del trabajo, tirar las maletas al hostal, correr para la sala y llegar a tiempo. Fui sola dado que, como he dicho, era un concierto que no me podía perder por nada del mundo, y no me importaba más compañía que la mía propia.

A las 19:00, exhausta y  con emoción máxima, estaba en la puerta. Nos pusieron en cola, por aquello de la seguridad, cola que respetamos con la civilización de que solemos hacer alarde. Y así estuvimos largo rato, en esta curiosa situación en medio del señorío de Calle Princesa. Una se siente un poco catetilla todavía cuando va a Madrid, pues muchos detalles me siguen chocando y fascinando. Cuando empezaba a haber demasiada gente, nos dejaron entrar.

Nunca había estado en la Sala Arena (actualmente ostenta la marca de una famosa cadena de peluquerías, a la que no voy a hacer publicidad gratuita, dado que ellos mismos se quieren desmarcar cuando de conciertos se trata). Y la verdad es que me impactó y me impresionó la decoración, su amplitud, el ambiente en sí, para mí mágico, si bien desconozco racionalmente el por qué me impregnó esa sensación.

Poco a poco, el recinto se iba llenando de gente, público del que se percibe que no va a pasar el rato, sino que su motivación es la misma que la mía. Gente auténtica, y venida de toda España, por lo que pude percibir por los diversos acentos y dialectos. También observaba (que para algo me debe de servir no poder evitar fijarme en todo) que poca gente se acercaba a la barra, así que yo tampoco. Y menos mal que hice caso al instinto, ya que en un momento dado me tuve que pedir una bebida energética por supervivencia, y todavía llevo el tajo en la espalda.

A lo que vamos, me coloco en posición, aunque llegué temprano no pude acercarme más de la quinta fila, y me dispongo a esperar. Iba a ciegas, desconocía si había teloneros hasta que vi las dos baterías montadas. Pronto descubrí quiénes eran. Unos minutos antes de las 20:00 horas inician LUCIFER, banda a caballo entre Berlín y Londres de reciente fundación, pero con sólidos y experimentados músicos provenientes de bandas anteriores: a la voz, Johanna Sadonis (ex- THE OATHT), a la guitarra, Garry Jennings (DEATH PENALTY, ex- CATHEDRAL), a la batería, Andy Prestridge y al bajo, Dino Gollnick. A ver, el nombre de la banda (LUCIFER), muy original no es. Pero el grupo está sobradamente a la altura de anteceder a PARADISE LOST. Los astros me sonreían: Tenía ante mí un grupo con vocalista femenina y tonalidad lóbrega, ahí de entrada ya me estaban dando donde más me duele. La banda se mueve entre el Heavy Metal y el Death Metal melódico, aunque ellos se definen como Heavy Magic Rock, signifique ello lo que signifique. El sonido de la sala, huelga decirlo, impresionante. De esta banda destaco la voz de  Johanna Sadonis (no puedo evitarlo), melódica con toques líricos, y potente a la vez, otorgando a los temas la oscuridad necesaria cuando lo requieren. El setlist, muy variado con temas de lo más ecléctico, y unos músicos sobradamente solventes, hacen un directo entretenido aunque corto por exigencias del guión. Personalmente, fue como un regalo para mí.

Dicen que la curiosidad mató al gato, y por pasearme durante el descanso, para curiosear la sala, perdí mi codiciado sitio en primeras filas, dado que bastaron minutos para que el foso, con perdón, se petase. Entonces hice algo que nunca había hecho (dado que las multitudes me agobian), y es abrirme paso para acercarme lo más posible, consiguiendo un más que aceptable sitio. Ya la sala atesoraba una afluencia de público bastante considerable, y en la “arena”, el redil, literalmente estábamos como sardinas en lata, y en los alrededores de la barra, la cosa mejoraba poco. Por fin tras la tensa espera, hacia algo más de las 21 horas salen a escena y yo no me lo puedo creer. En ese momento, el cansancio, las prisas, y algún que otro disgusto, todo mereció la pena. Ya nada importaba, más que ese momento.

Me habían puesto en sobreaviso sobre el directo de la banda, de gente que se había llevado una decepción, o historias así. Desgrano esas críticas una a una, para ir respondiendo a ellas a mi humilde criterio, lo cual me sirve también como hilo conductor para contar el concierto:

“No son lo que eran”. Evidentemente. Yo no los he visto hace veintitantos años cuando empezaron, (rompiendo por cierto, todos los esquemas de la música), así que no puedo comparar. Y sí, claro que habrán perdido. Lógico. Aun así, sin estar al cien por cien (cosa que ya digo, no sé), con todo y con eso se sitúan muy por encima de muchas bandas, y de la mayoría que esta humilde redactora ha visto en directo.

“Utilizan muchos samplers” ¿Y? ¿Dónde está el problema? Quien espere en el directo, una reproducción a escala del disco, se ha equivocado de concepto. Muchísimos grupos samplean los sonidos, entre ellos, los propios PARADISE LOST en la mayoría de sus conciertos. Y la mayoría de los grupos de Metal sinfónico europeo, muchos de los cuáles meten tanta filigrana en estudio, que es materialmente imposible trasladarla a un escenario. Y no pasa absolutamente nada. En el caso de PARADISE LOST, me valdría la crítica si los sonidos sampleados tuvieran el protagonismo que en los discos, y guitarra, bajo, batería y voz se limitaran a acompañamiento, en el sentido de apoyarse en exceso en los samplers  (cosa que sí he visto en otros). Pero para nada es así. Los samplers son sólo un accesorio, y los temas se reinterprentan con vistas puestas en el directo, dando originales vueltas de tuerca respecto al estudio y otorgándoles un cariz que sobre las tablas los convierte en temazos, mejorando en la mayoría de veces el original, si es que eso es posible. En algunas ocasiones, la guitarra sigue con sus riffs la melodía “enlatada”, con la complicación que ello conlleva y la técnica que requiere, colocándose por encima, volteando la situación y pareciendo que sea el sampler quien sigue a la guitarra; siendo en esos momentos donde me rendí a la evidencia de que estaba viendo a una pedazo de banda.

“El cantante abusa del gutural”. Esta ya es de traca. Vamos a ver, si consigo que no se me vayan mucho los trastos aquí. Me compré el “One Second” cuando salió, y me pareció una obra maestra de principio a fin. Así, con todas las letras. Con los años, me he reafirmado en ese parecer. Pues bien, por aquel entonces me harté de oir opiniones de lo más variopinto, orientadas a tirarlo por los suelos porque “habían perdido sus raíces dark”, porque “no son lo que eran”, porque “han perdido su esencia”, porque “el disco es una mierda”, etcétera, etcétera, etcétera. Estas voces las he  escuchado repetidas hasta la más extenuante saciedad a lo largo de los años, como intentando convencerme de algo. Yo, como cabezona que soy, he seguido atrincherada en mi posición. Pues bien, ahora, que sacan un disco digamos de “vuelta a los orígenes”, menos melódico, más “Doom”, pues es que resulta que “canta mucho en gutural”. Manda narices, nos ha fastidiado. Porque el disco (¿te has escuchado el último disco?) es así. Y están presentando el último disco. Y además, en coherencia, el setlist también se centra en temas que siguen esa línea. La idea, en esta gira, es presentar la cara más Death melódica de la banda. Pues bien, si son melódicos porque son melódicos. Si son dark, porque son dark. (Mi estupefacción, después de años en que la banda cumple un viejo requerimiento del público, como bien he vivido en mis carnes, es mayúscula). Lo que sí tengo claro es que una banda que se mantenga veinte años haciendo siempre el mismo disco, está condenada a muerte. Y hay que evolucionar y cambiar, pese a a quien pese.

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Siguiendo el hilo de lo anterior, y ya enlazando más con el concierto, he decir que los disfruté muchísimo, precisamente por la atmósfera de los temas escogidos. Se presenta la formación sin la guitarra de Aaron, cosa que no noté, dado que el espectáculo que dio Gregor a la guitarra me dejó ojiplática. No recuerdo haber visto cosa igual con una guitarra en las manos.

Caen las luces, e irrumpen como el temazo No Hope in Sight, con el que la sala vibra con mayúscula emoción colectiva, coreando el tema, de su último álbum “The Plague Within”, con el que van salpimentando todo el concierto. A ver, Nick Holmes, lo que se dice de simpático no se va a romper. Pero aun así él y la banda consiguieron una entrega por parte de la gente, progresivamente mayor a medida que avanzaba el concierto, hasta  llegar a que la Sala Arena en pleno se rindiera a sus pies. No bajaron de revoluciones, ni en intensidad ni en entrega en ningún momento, salvo algún despiste por en medio, llevando al público a un éxtasis continuo. Por supuesto, también a mí. La última media hora de concierto era tal el aluvión de gente, que me tuve que retirar a las filas traseras, porque no dejaban de entrar personas que intentaban ganar puestos delante, y cada vez se bailaba más, se saltaba más, se gritaba más, en un delirante e hipnótico rito. Personalmente, fue sencillamente mítico vivenciar un concierto tan masivo, y tan especial.

Cierra con el himno Say Just Words, y la Sala prácticamente viniéndose abajo, y me voy con la sensación de haber vivido un sueño, con un pálpito de irrealidad, de belleza en mi interior. De que todo lo demás (pasado, futuro), y todos los demás, no importan. Me voy con la convicción de haber vivenciado uno de los conciertos de mi vida. Esto se merece una visita a los Bajos de Arguelles, como manda la tradición y los cánones, pero esta parte de la historia no se cuenta…

 

Setlist

 

No Hope in Sight (“The Plague Within”)

Widow

The Painless

Terminal (“The Plague Within”)

Erased

Praise Lammented Shade

Victim of the Past (“The Plague Within”)

Enchantment

Flesh from Bone (“The Plague Within”)

Beneath Broken Earth (“The Plague Within”)

As I Die

Requiem

Return to the Sun (“The Plague Within”)

Faith Divides Us – Death Unites Us

An Eternity of Lies (“The Plague Within”)

Say Just Words

 firmaana

Un comentario en “[crónica] PARADISE LOST- Madrid- 6/11/2015

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