Seguidamente, podéis leer mi segunda “crónica informal” sin vocación periodística, del segundo día de mi estancia en Madrid, en calidad “turista musical”. El fin de semana estaba siendo harto fructífero dado que, aparte del concierto de PARADISE LOST (leer crónica aquí) del día antes, había aprovechado la mañana del sábado para tomar parte en la macro manifestación convocada contra la violencia de género; cita a la que no podía faltar.
Pero tampoco podía perderme la ocasión de presenciar a los grandes MIND DRILLER, actuando en Madrid. En cuanto me enteré del evento, y de la fecha, amplié un día más ya que intuía que esta banda, en ese contexto, iba a hacer algo muy grande. No me equivoqué. De hecho, nunca dejaré de alegrarme de mi decisión, dado que ese concierto superó mis mejores expectativas.
Después de haber descansado en la medida de lo posible, ya que el agotamiento empezaba a hacer mella, me sacudí mentalmente una modorra que no me quería ni podía permitir. Así que arranco, salgo del hostal y subo por Gran Vía, camino de la mítica sala El Sol de Madrid. Entro en una de esas famosas cadenas de cafeterías (error), paraíso de variopinto postureo, y me pido un café para llevar, que sí, muy chulo el vaso, pero a fin de cuentas has pagado cuatro euros por un maldito café con hielo, que otra cosa no es.
Llego a la sala y me acomodo en la puerta a terminarme mi café, mientras ojeo personas que me dieran buenas vibraciones para regalarles la entrada extra que me sobraba, de una persona con bastante menos vocación por los conciertos que yo, que había sido invitada por mí, haciéndome creer que este ensueño le ilusionaba igual que a mí. Me engañó. Ella se lo perdió. Yo no quería venderla, me apetecía regalarla. A una persona que soñara en mi misma frecuencia. A alguien que lo mereciera. Elijo a una mujer con ademán tímido que, por la razón que sea, me da buena onda, me acerco mientras hace cola en taquilla y (luego de comprobar con el portero que la entrada le serviría), sencillamente me acerco y se la doy. Le sonrío y le ruego que no me dé más las gracias, y paso dentro.
Me encuentro en la mítica sala El Sol, uno de los escenarios imprescindibles de la famosa movida madrileña. Si bien es cierto que siempre digo que para mí, la auténtica “movida” fue otra, no puedo evitar estremecerme, aun hoy, cuando rememoro el momento de entrar en esa sala. Se me ponen los pelos como escarpias mientras escribo esto. Distintos ambientes, iluminación cálida y tenue, camareros vestidos a la antigua usanza, decoración teatral…todo te transporta a otra época, a otro tiempo…
La sala se va llenando de góticos genuinos de cuidada estética, y mi vocación observadora no deja de aprender, asimilar y gozar del ambiente dark que se va creando. Es todo tan…¡auténtico! Deduzco que la mayoría de asistentes van a ver a ZENTAURA, quienes jugaban en casa. Sin buscarlo, caigo en una buena posición al lado del escenario en primera línea, y puntuales empiezan ZENTAURA, una banda por la que tenía mucha curiosidad. Leo que han fichado por Art Gates Record y no me extraña pues, de hecho, tras verlos en directo considero que son una atractiva banda, rubricada por una llamativa puesta en escena. Leo también que hacen Goth/Industrial Metal, aunque yo, por su estética y ramalazos en sus temas, veo también aires de Gothic Punk, incluso algún guiño Glam. La banda atesora sus fieles y seguidores incondicionales y honestamente, no me extraña, dado que su espectáculo tiene lo que se llama, “gancho”, con el gran carisma y cercanía de sus componentes como principal baza. ZENTAURA son Javi Calígula a la voz, Saints a la guitarra y Zeth a la batería. Se lanzan a los escenarios presentando su primer álbum, “Made With Blood”, y si la cercanía geográfica me lo permitiera, pasarían a formar parte de mi lista de bandas a cuyos conciertos soy abonada, dado que disfruté del directo en su globalidad (temas, actitud, vestimenta, puesta en escena). Durante la actuación, posaron incluso para mi torpe cámara del móvil, detalle que siempre considero impresionante cuando una banda lo hace. En definitva, mi grato descubrimiento del fin de semana.
Seguidamente, es el turno de MIND DRILLER. Ya los había visto, aunque en esta ocasión presentaban nuevo álbum, el exitoso “Zirkus”. Vamos a ver por dónde empiezo…se lió pardísima. Ya había visto a esta banda en directo antes del Zirkus Tour, y siempre me han gustado mucho, pero no me esperaba lo que vino a continuación. Si bien es cierto que había gente de la zona que había ido a verlos a ellos, contaban con un público que mayoritariamente estaba allí por ZENTAURA, para quienes MIND DRILLER era una banda a descubrir, por lo menos en directo. Se metieron a la Sala entera en el bolsillo. Yo donde me colara, a investigar lo que la gente decía (cual “vieja el visillo”, paseaba mi híper antena para ver qué se comentaba de esta banda a la que también aprecio a nivel personal), nada más que escuchaba palabras, no ya buenas, sino excelentes de alabanza hacia el grupo. Lo cual me llenaba de “orgullo y satisfacción”. MIND DRILLER se vuelcan en lo que a promoción se refiere y cuidado de sus fans, y ésta no había sido una excepción, así que el concierto había sido publicitado y anunciado en redes sociales. Fue un auténtico bombazo de concierto.
Es más que una sucesión de canciones, es más que un poco de cuidado de algunos aspectos escénicos: para Zirkus han orquestado un espectáculo cuidadosamente elaborado, donde nada se deja al azar; un teatro maravilloso donde interpretación, vestuario, música y escena van a la par. Cada miembro de la banda tiene un rol, un “personaje” que interpreta a la perfección. Cada tema es una escena diferente de la obra, y para cada uno tienen un vestuario distinto que van cambiando a la velocidad de vértigo, acorde con el tema. Estamos hablando de que, durante todo el concierto, sucesivamente van ataviándose de atrezzo nuevo; y en ningún momento paran de bailar, de saltar, de animar, de hacer el ganso. No exagero si digo que no les pude echar ni una foto que no saliera movida.
A nivel musical, he de decir que me enganché en su momento a este grupo porque ofertaban algo diferente, innovador, valiente, que no repetía esquemas, y al mismo tiempo genial. Pero creo honestamente (siempre lo soy) que se han superado con este disco. Han sacado un discazo de los que merece la pena tener; de estilo, por abreviar podemos acogernos a lo de “Metal industrial”, aunque sea una simplificación, por no extenderme mucho. Al directo, llevan los temas con fuerza y coordinación, ejecutados de forma limpia e impecable, y para mí en este momento son una banda de medalla de oro. Entre ellos se percibe un buen rollo genial, del que nos contagiamos los demás, y entrega cien por cien para con su público. De hecho hacen que quieras estar en el escenario, y no en otro lugar del mundo. El tema de las tres voces, cada una con su color, es un auténtico puntazo que hace si cabe más ameno el show, imprimiendo -junto con la mezcla de idiomas- un matiz dispar a cada instante, configurando un armonioso desorden. (Aunque no hace falta que diga que tengo debilidad por la voz de Estefanía).
Abren con una intro y una sorprendente representación, que no te voy a contar, ni tampoco te voy a desgranar nada: tendrás que ir a verlo. Sólo decirte que nos dejó a todos impactadísimos. Y entonces se desata la locura colectiva, un concierto en el que no se baja la guardia ni una décima de segundo, en el que el público se rindió a sus pies, ante esa combinación explosiva, encantadora (y no tan frecuente) de humildad y talento, de corazón y virtuosismo. Una, que tiene visión panorámica, y observaba todo el escenario y a todos ellos, no veía ni un sólo detalle dejado al azar, algo que se hubiera descuidado, ni un sólo instante de bajar la guardia o perder la concentración. Y también me percataba de las caras de fascinación de la gente, del brillo en sus ojos.
La representación -pues no se trata de otra cosa-, es una mezcolanza entre la comedia del arte, el burlesque o la cultura industrial (por no hablar de otras “tendencias” que me vienen a la mente, más irreverentes), lo que denota un estudio previo, un planteamiento, y serio, en el trasfondo. El resultado, inspiración grotesca llevada a cierta atmósfera gótica, aldabonazo llamado a remover los estómagos, a inquietar…a despertar las mentes. Ni me puedo imaginar el titánico curro que les ha llevado, y les lleva, preparar esta movida, que con tanta ilusión vuelcan en escena. En suma, la sala se llenó hasta la bandera, y todos y cada uno de los presentes se dejaron el alma en el concierto. Fue un auténtico baño de multitudes para MIND DRILLER.
No puedo cerrar sin antes hacerme eco de las palabras de Javi Industrial al terminar el concierto, agradeciendo a la gente la asistencia y pidiendo que también también llenaran las salas para otros conciertos de compañeros. Tampoco puedo pasar por alto que en los días siguientes las redes sociales de la banda se llenaron de alabanzas y buenas palabras, y contestaron uno por uno a todos los mensajes recibidos, dando las gracias personalmente a todos los asistentes. Fue un día de ensueño para MIND DRILLER, pero se lo merecían, eso y mucho más: se merecen todo lo bueno que les pase.
Zirkus Tour en este momento es el delirio soñador, hecho realidad, de algún loco genio, de los que ojalá no dejen de existir, porque los necesitamos…Esto no te lo puedes perder si quieres ser un poco más feliz.