[crónica] NATRIBU + ANYA – Madrid – 19/06/2018

Tocar una nota equivocada, es insignificante… Tocar sin pasión, es imperdonable” 

Con poca gente en la puerta de la Sound Stage en Madrid nos preparábamos para una noche de concierto en la que disfrutaríamos de los grupos canarios ANYA y NATRIBU.

 

ANYA fue mi grupo descubrimiento una pena que  prácticamente dieran el concierto para los medios, pasa como siempre muchos compran la entrada para ver solo al cabeza de cartel y se pierden grupos que molan muchísimo y suenan aún mejor. ANYA es una banda tinerfeña que hacen un contundente Metal con reductos de los ochenta, que suenan muy armonizados como banda y disponen de composiciones muy llamativas.

Los tinerfeños nos deleitaron con  9 temas a cual mejor  con títulos como “Siempre”, “A Otro Lugar”, “No Me Rendiré”, “Carey”, “Dark Forest”, “Siento Tu Latir, “Hermanos Del Metal”,  tema donde mi hermano Edu y yo no pudimos evitar la mirada y partirnos la caja,   “Volver A Soñar”, “Ya No Lloraré”,  aunque iban un pelín justos de tiempo puesto que la apertura de puertas se retraso tocaron un último tema titulado  “El Baile Del Diablo”.

Pues aquí termino ANYA  un grupo que merece la pena seguir y descubrir, todos aquellos que solo vinieron para ver al grupo cabeza de cartel sinceramente os perdisteis un grupazo, sin desmerecer a NATRIBU. Es de valorar que un grupo venga desde lejos y toque para los cuatro asistentes que allí nos encontrábamos, por ello muchas gracias chicos.

Tras el descanso y los saludos de rigor, y de crear la necesaria tensión con la Intro, conquistaban el escenario NATRIBU, en el que sería el concierto despedida de la presente gira, en Madrid y grabado en directo en la Sala Sound Stage. Hoy que tengo unas fotos geniales de mi compañero Edu, intentaré que las palabras no se coman a las imágenes.

 

NATRIBU es una banda que se caracteriza por ese ambiente familiar que tanto imanta todos sus conciertos, labrado a base de esfuerzo, corazón y un cuidado trato hacia su público. Por supuesto Madrid no sería una excepción. Eran muchas las ganas de verles por parte de su público incondicional, que se agrupó para devolverles esa calidez que ellos nos regalan.

Pensábamos que iba a tardar algo más el momento de las colaboraciones, pero como santo y seña del grupo, ya de buenas a primeras pudimos ver sobre el escenario a Raúl Álvaro de HIJOS DE OVERÓN en Juegos del Hambre, en la que ya participara en su anterior “Frágil”, y con este tema ya empezaban en lo alto cargándonos las pilas sin compasión, denotando desde el principio el buen rollo mutuo entre Raúl y la banda.

Pasamos a Eres el Lobo, tema rescatado de “Tiempos de Cambio”, donde ya dejan muy a las claras su intención de que no nos aburramos, su respeto y preocupación por el Show con mayúsculas, creando una performance con un “lobo” que deambulaba  entre el público y vacilaba a la banda. Canción potente de por sí, en el escenario adquiere dos puntos más de potencia permitiendo a Chapi mostrarse desde el minuto uno como lo que es: un auténtico animal de escenario.

El ambiente pronto se caldea  y nos deja ver a un público entusiasta, incondicional y entregado, cuando sale a escena otra amiga de la banda y conocida rockera, como es Rabia Pérez, para apuntalar a la banda en uno de los temas de su anterior “Frágil”, La Carta; otro tema duro donde los haya pero que quedó enriquecido por esta buena onda mutua que desplegaron mutuamente Rabia, y Chapi.

El concierto baja el ritmo festivo y la banda se pone intensa cuando Chapi nos muestra toda su carga dramática con un tema de su último “Acorán”: Pedir Perdón, donde se habla de algo tan tristemente cotidiano, como el perder amores y afectos por no ceder al orgullo.

No tienen intención de cerrar los ojos, ni de que los cerremos, cuando el siguiente tema del setlist es Sueños Rotos, y de nuevo vuelven las colaboraciones con Alberto Symon de NOCTURNIA, quien contribuye con su imponente presencia escénica a recrear el ambiente y mensaje que precisa aquella canción, la cual, como nos explican, habla de una realidad tan dura como es la esclavitud sexual.

Y es que en este concierto se volvieron a mostrar tal y como son ellos. Chapi Solla habla abiertamente y si tapujos de su vida, de sus vaivenes y últimos acontecimientos; son entrañables, cálidos y cercanos, mostrando su complicidad entre ellos y su conexión con la gente. Se ríen de sí mismos y bromean con el público. Pero cuando deben ponerse serios, ponen toda el alma y fuerza en hacernos calar el drama que subyace a realidades de desigualdad e injusticia social.

El concierto continúa con Sombra, y hábilmente pasan de la seriedad, a la broma; con un tema clásico de la banda, mucho más rockero y directo sin perder sus riffs pesados, y cada vez se hace más fluida la sintonía entre la propia banda, y de ésta con el público.

Siguen con uno de mi temas favoritos de su último “Acorán”, Mis Motivos, con algo que no nos esperábamos nadie porque no estaba anunciado, y que no nos hubiéramos llegado a imaginar: subió a cantar con su hermana nuestra querida Cristina Solla, que aparte de una tía de puta madre, no nos hubiéramos esperado tampoco que cantara tan bien. Sin duda fue uno de los momentazos de la noche.

En este punto, con el público coreando el nombre de la banda y ya todos en conjunto metidos en harina,  pasamos al momento más entrañable de la noche, el tema Eima, tema dedicado a la hija de Savi Iglesias, guitarrista de la banda. No me cabe la menor duda de que por esta circunstancia, Savi se marcó el solo de guitarra más bello y sentido de todo el concierto.

Y siguiendo con este clima de intimismo tan magistralmente creado, Chapi Solla se queda sola en el escenario para interpretar otro de los temas más bellos de “Acorán”, Decir Adiós. No me cansaré de repetir que Chapi Solla es carne de escenarios, y carne de fotógrafos, por su presencia, por su fuerza arrolladora y por su expresividad que tanto engancha al público; y estos momentos no son una excepción.  Pero toca a continuación dar protagonismo al resto de la banda, pasado el ecuador del concierto, con la instrumental Maho.

Este impás es aprovechado por Chapi para cambiarse de vestuario y entrar con Acorán, tema que da título a su último larga duración, y con el que la banda aprieta más si cabe la tuerca en intensidad, y consigue encogernos el corazón con el escalofriante despliegue de sentimientos de que saben hacer alarde durante sus interpretaciones. En esta misma línea siguen con Canción de cuna, hasta tal punto que llego a emocionarme más con el público, su reacción, y la simbiosis con la banda, que con la canción en sí misma.

Pero no nos dejan quedarnos en este limbo que ha calado en estos últimos minutos, y jugando con el contraste sube al escenario el auténtico animal de escenario que es Óscar Sancho, para colaborar con el grupo en un tema al que ya prestó su voz en estudio, Destripando mi Destino. Óscar Sancho es un showman en el sentido más digno y positivo de la palabra: un tipo militante de esto, que lleva el Rock y el Metal en las venas y no vacila en apoyar a los compañeros siempre y haciendo todo lo que puede por la escena. Sus curiosos looks no dejan de denotar este respeto por el público y sentido del espectáculo, pero lo más llamativo es su carisma, su capacidad de mover al público. La combinación de éste, con Chapi, otro animal de escenario, su buena química mutua en escena, dan lugar a una auténtica bomba de relojería que hacen de éste otro gran momento de la noche.

Hacia el final se viene un tema, Respirar, un claro alegato a la libertad sexual aderezado, de nuevo, con otra performance consistente en un cura entre el público, intentando imponer su rancia “moral”.

No cesan las sorpresas, y seguidamente nos deleitan con un tema, La Herencia,  con letra de la madre del batería, Alejandro González (dato que desconocía), en el que se aúnan compases potentes y bien armonizados. Momento aprovechado además para presentar a la banda, y para interactuar de nuevo y bromear con el público, emulando la famosa cita de Beethoven que encabeza esta crónica.

Con Sólo un Error suben en progresión geométrica de potencia y energía, traspasándonos los sentidos con un espectacular juego de luces acompasando la canción; para cerrar arriba con los agradecimientos de rigor a la energía y corazón puesta por la gente, gratitud que precede al brutal tema de cierre, No Tiene Piedad, en el cual se suben al escenario todos los colaboradores de la noche, sellando un fin de fiesta de lujo a una noche mágica y especial.

A destacar, la labor de los actores de las performances, el aplauso final del público, y mención especial y aparte a una bandaza que tiene mucho por enseñar, y de la que hay mucho por descubrir: ANYA.

Por supuesto gracias a mis compañeros: Almu de Andrés quien ha redactado la parte de ANYA, con su habitual corazón, vocación y entusiasmo: y a Edu CRP, autor de las fotazas que ilustran nuestras palabras. Vaya por delante nuestra personal reivindicación conjunta del Metal Nacional en general, y de los mal llamados “teloneros” en particular; con esta crónica que hemos querido hacer trabajo en equipo, intentando además que los valores que sostienen este rollo (como es el compañerismo y la hermandad) no se pierdan. Gracias sobre todo a vosotros  por leernos: sois quienes dais sentido a toda nuestra labor.

CRÓNICA ANYA: ALMU DE ANDRÉS

CRÓNICA NATRIBU: ANA JIMÉNEZ

 

 

FOTOS: EDU CRESPO

 

Galería de ANYA:

 

 

 

 

 

Galería de NATRIBU:

 

 

 

 

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