[reseña] OIDE – Iatroxenia, 2020

Sin ser una fundamentalista de la dictadura del “buenrollismo”, maquillada aquélla de psicología positiva, bien es cierto que 2020 ha sido muy fructífero a nivel creativo, y esto es innegable, sobre todo para las mentes más inquietas.

Es el caso de Iago Alvite, artífice del proyecto OIDE, elaborando en el presente año esta auténtica joya del “Dark Ambient”, “Iatroxenia”, grabada en Estudios Utopía para Gravacións Distópicas.

Aunque quizá la calificación estilística dada sea excesivamente reduccionista para el trabajo que nos ocupa. Generalmente, me gustan poco las etiquetas y nada las musicales; especialmente en casos como éste. Lo que sí es cierto es que, si eres un amante de determinados géneros más al margen de lo estándar, o simplemente te apetece por momentos alejarte de ello, va a despertar en ti gran intriga y entusiasmo.

La labor de completar el conjunto artístico del disco, en el trabajo gráfico y fotografía del digipack, ha corrido a cargo de Pablo Gallo, construyendo un conjunto inescindible con la creación musical. El trabajo de Pablo Gallo se mimetiza con el sentido profundo de “Iatroxenia”, por ese oscurantismo en su estética; el guiño mitológico que creemos percibir en portada, conectado con el origen griego del primero de los temas, y el título en latín del segundo; así como la casi anulación del ego, dando predominancia al trabajo sobre el autor, quien sólo aparece mínimamente, difuminado sobre sombras en el interior. Nada, a nuestro modo de ver, está dejado al azar.

En efecto, es un disco éste oscuro, interiorista, profundo, intenso, denso en ocasiones, que apela a esos terrenos de alma que sólo autores como Poe se atrevieron a explorar: los más al margen del baile de máscaras, donde habitan los monstruos que escondemos, a los que no osamos a mirar a la cara. Personalmente, me inspira ese espíritu de lo perverso de que hablara Poe, la fascinación por el tabú, por el peligro, siendo el peligro lo que la idiosincrasia social nos veta: en este caso, la cara oculta de la luna de la mente humana y sus manifestaciones. Este disco te invita a abstraerte, y dejarte llevar por esos caminos no concurridos, perdiendo el miedo a recrearte en ellos.

Su calificación es harto complicada. ¿Música ambiental, “Dark Ambient”, siniestro melódica, Doom? Imposible. Estoy segura que el gran Chicho Ibáñez Serrador, que en paz descanse, lo podría haber usado de BSO para sus “Historias Para No Dormir”; el ya nombrado Edgar Allan Poe, para sus “delirium tremens” y sus pesadillas.

En cualquier caso, se mueve con una empastada soltura entre notas y ambientaciones, llevando el oído del escuchante de la hipnosis, al impacto; de la calma, al sobresalto; de la anhedonia, a la exaltación, a la rabia, a la batalla. Por ratos inspira guerra, por ratos rendición; por momentos, introspección, por momentos, locura desatada. Esto lo consigue con una impecable maestría en el manejo del canon, intervalado con cambios de registro, y puntualizado por modificaciones en el tempo que rompen el bucle anterior y te conducen a nuevos planos, sin perder en ningún momento su congruencia interna.

Con una cuidada y límpida producción, se percibe un enorme trabajo en este sentido, tan inenarrable como el de composición y ejecución, lo que denota que se ha puesto todo el cariño del mundo en este proyecto. Se compone de dos larga duración, Iatroxenia, de 24:21 minutos; y Multitude deserta, de 13:28 minutos.

A mi siempre subjetiva visión, percibo un salto sustancial entre ambos. Iatroxenia quizá sea más intimista, más melancólico, más trepanando en el dolor; mientras que el segundo corte, Multitude deserta, tiende más al desgarro de la tortura interior, a la exaltada desesperación, a la ruptura hacia el clímax de la crisis. Si lo piensas, tiene todo el sentido el orden elegido para los temas. De hecho, es la habitual progresión de cualquier crisis existencial en el ser humano, llevada su metáfora, musical y compositiva, con una perfección casi matemática. Pero también podría representar, con la misma perfección matemática, una recreación del baile de la humanidad entre lo épico, y la paz; entre la gloria y la crisis. Podría representar lo que tú quisieras. Y este es el enorme talento de este trabajo: que remueve, que conmueve, que sea como sea, no te deja indiferente.

Iatroxenia es un claro ejemplo de que los silencios también son música, con ese soberbio lazo infinito inicial, rayando el mesmerismo, en el que aquéllos, los silencios, son tan importantes como las notas, acentuando el dramatismo. Este espejismo no se pierde, antes al contrario, en el tránsito a un clima ambiental y sinfónico que mantiene en todo momento la contención. A lo largo de toda la línea de la canción advertimos, de forma intermitente, casi sutil, voces en segundo plano y recreaciones sonoras que parecen evocarnos mundos escondidos, o emociones enterradas; así como otros efectos que saltan hacia mitad del tema quedando por encima de la sinfonía principal, sacudiendo de este modo nuestra psique de su aturdimiento. No falta en el siguiente tramo la intriga del misterio, de lo oculto que viene a llamar nuestra atención desde las sombras; pasando del bucle inicial, a la meseta sonora, manteniendo el mismo terremoto trascendental en nuestros sentidos. Es entonces cuando se regresa al canon inicial, agregando las cabriolas del intermedio, en ese infinito casi perfecto que se retroalimenta a sí mismo. Partiendo de la segunda parte hacia el final del tema, se va haciendo éste más críptico, más conceptual, pero volviendo al toque ambiental y los silencios iniciales, y creemos aventurar guiños a la psicodelia más clásica: como si el viaje iniciático hubiera devenido en el reino de la paz, de la calma más opuesta al territorio de lo mundanal. El tema acaba con una sutil aceleración rítmica que acentúa la intensidad en el tenor general de la canción, pareciendo advenir un horizonte de luz diferente.

Multitude deserta enlaza en su inicio con la melódica y tántrica melancolía anterior, para pronto saltar a la angustia y la desesperación, representados por la progresión ascendente de los arreglos, apuntalados por esa desgarradora voz gutural que me niego a encasillar, y por el cavernario sonido de piano que pareciera provenir de algún abisal encantamiento. Son elementos que te van invitando a un lúgubre baile con la locura, a una agonía existencial que va in crescendo conforme pasan los minutos. El tema va de menos a más, añadiendo sibilina y progresivamente más ingredientes, a cuál más tétrico que el anterior, que acentúan el efecto buscado. Por momentos parece que hay remansos de descanso, pero son meros espejismos. Antes al contrario, sólo consiguen que el siguiente pasaje te golpee más fuerte. Este tema me evoca, en las mismas dosis y a medio camino, tanto la más refinada oscuridad del Romanticismo, como el más visceral instinto de los tiempos primigenios del Hombre. Hacia el final del tema va jugando con la distorsión y con el aparente desorden sonoro, mecido por esas ya familiares voces en segundo plano, como perfilando la pura culminación de la locura. Se termina nuevamente arriba, en una explosión que es síntesis del tema, y definitiva perdición de la razón, replicando esa detonación de la demencia en nuestro interior.

En definitiva, es un trabajo trascendente, pero elegante, contenido, sin caer en los excesos en que pueden llegar a incurrir proyectos de esta índole. Antes al contrario, se caracteriza por su originalidad y su alto nivel de creatividad, por supuesto; pero también por su naturalidad, que creo que es lo que hace que remueva más: el hecho de que no esté impostado, la ausencia del histrionismo en lo diferente diferente, la inexistencia de esnobismo que tanto empozoña el arte o la intelectualidad, mucho más en obras que aspiran a lo alternativo. Aquí es todo lo contrario. Es lo que hace de este trabajo algo aún más escalofriante: su nulo artificio. Ya que entonces, y por eso mismo, supone que tiene poco de teatral, y mucho o todo de verdad, lo que “ Iatroxenia” expresa. Y eso sí da miedo.

He dejado para el final lo que fácilmente se puede deducir de la lectura de estas líneas: este disco me ha entusiasmado y fascinado hasta la obsesión. Me parece, sencillamente, una maravilla. Dejo por aquí el enlace para que te sumerjas en su mundo…si te atreves.

https://oide.bandcamp.com/releases

1.- Iatroxenia

2.- Multitude deserta

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