
Me dispongo a escribir después de un largo tiempo inactivo debido a la pandemia y a la mella causada en mi cabeza por la misma. Y es que este pasado fin de semana, pude disfrutar de mi primer concierto después de 1 año y medio. Fue ni más ni menos que de una «joven» banda sevillana, nacida en 2017, que descubrí y me enamoré seguidamente, durante la época de cuarentena total. Hablo de DERBY MOTORETA’S BURRITO KACHIMBA, en efecto. Con 2 grandes discos en la calle, en tan solo unos años de trayectoria, logran rápidamente el «Sold Out» en la gran mayoría de sus conciertos. Una banda que surgió ya con peso y buena presencia, un estilo propio y novedoso apodado como «Kinkidelia», además de un nombre peculiar y distintivo. Suenan como si mezclaras en una cazuela 1kg de TRIANA, 1.5kg de PINK FLOYD, una pizca de música electrónica, un poco de stoner y esencia ambiental del Woodstock del 69… Todo en uno. Impresionante, ¿no crees? Pues ahí no termina la cosa. Son de esas bandas, que en sus discos, no hay ni 1 sola canción que no te pueda gustar. Todo son temazos. Una de las características principales de por qué me encanta esta banda, es que prácticamente ninguna de sus canciones posee estribillo alguno.
Entrando en materia, llegué al lugar en cuestión, como siempre tan acorde en cuanto a vestimenta, que todo el mundo se volteaba hacia mí quedándose sorprendidos… Si, parecía que era un músico del propio grupo del concierto. El acceso fue rápido y sin problemas, sin colas ni nada. El patio donde se realizaba, estaba ya repleto de gente, unos en el puesto de merchandising, otros en la barra y algunos ya sentados en sus butacas deseando que empezase el show. A pocos metros más adelante de la entrada, nos recibió amablemente un guía del festival, que nos acompañó hasta nuestros asientos para que todo fuese más ordenado y no perdiéramos tiempo, cosa de agradecer. Estaba todo muy bien coordinado y establecido, en cuanto a temas de normativa sanitaria por el COVID-19. Un gran trabajo a la organización de La Mar de Músicas de Cartagena.
Al rato de ir llenándose más y más butacas de gente, se fue haciendo de noche, hasta que una voz sonó por los altavoces anunciando el inicio del concierto y dando paso a la intro de la banda, así como a los músicos sobre el escenario; Dandy Piranha a la voz, Bacca y Gringo a las guitarras, Soni al bajo, Machete Carrasco al teclado y Papi Pachuli a la batería.
Arranca la velada con probablemente la mejor canción elegida para empezar su show, en la cual se aprecia equilibradamente toda la esencia DMBK con una melodía de teclado muy happy o hippie, como prefieras definirlo, así como sus característicos toques electrónicos y mucha presencia andaluza. Igualmente, crearon una puerta multicolor por la que accedimos a su mundo en esa noche. Quizá la única canción con un «estribillo» como tal. The New Gizz.
Seguimos con Porselana Teeth. Un tema que empieza algo más heavy. Tal vez tenga algo de inspiración a RAGE AGAINST THE MACHINE por la composición general del corte. Letras muy urbanas, el destacado trabajo de Soni con el bajo… Deslumbrante. Me fijé mucho en él durante el concierto. Muchas veces se les pasa por alto a estos héroes de la música y sin embargo, hacen que todo brille aún más. Me engancha el ligero toque funky que incorporan a algunos de sus temas.
Más tarde tocarían el primer single de “Hilo Negro” (su segundo trabajo) y primer tema por el que les descubrí, El Valle, el cual arrancaba con unos golpes contundentes de batería por parte de Pachuli, seguido de un riff muy característico de Gringo y Bacca a su vez que Machete Carrasco daba su toque especial de ambientación electrónica y psicodélica con el sintetizador, entrando por último Dandy Piranha con unos acogedores versos.
El escenario pronto se oscurecería y amanecería unos minutos después con tenues luces rojas y humo, creando un ambiente siniestro, con los músicos arrodillados en fila sobre las tablas, como si un ritual pareciese y es que se trataba de la interpretación de uno de sus temas más importantes y ambiciosos, como es Gitana. Presenciamos como Dandy gritaba las letras desde lo más profundo de su corazón, sintiéndolas con amor y absoluta pasión, tanto que nos puso, al menos a mí, los pelos de punta. Pronto dejarían paso a la 2° parte de la canción, más estruenda, potente y rápida.
Después de atravesar Egipto en Turbocamello con esa banda sonora arábica tan animada que te hacía levantarte del asiento y danzar bhangra, el grupo abandonaba a su público, Dandy y Gringo aparecieron en escena, sentados en 2 sillas, uno con su guitarra y otro con su micrófono, que ya sólo la imagen parecía que nos iban a deleitar con cante flamenco en estado puro, pero… No del todo. La guitarra empezó a tintinear con un sonido apagado y algo viejo o antiguo, al poco que Dandy recitaba por encima de la guitarra, con un efecto de voz estilo radio, impresionante y precioso. Se trataba de Somnium Igni I, que finalmente desembocaría en Somnium Igni II, con un sintetizador épico, muy en la línea de MEDINA AZAHARA seguido de un cambio de instrumentación de vuelta al rollo funky o alternativo. 2 temas en 1 con obligada presencia en su setlist.
Cerca de la finalización del evento, anuncian su despedida con la poderosa Aliento de Dragón, los focos empiezan a jugar y fusionarse entre sí, con colores verdes y rosados, haciendo referencia a su primer trabajo homónimo. Todos los músicos empiezan a bailar, en todo el concierto parecía que se lo estaban pasando mejor ellos que nosotros. Muy satisfactorio ver tal unión y amor por la música.
No fue hasta un rato después, cuando realmente se marcharon de verdad, no sin antes homenajear al rey, a Camarón, con su impecable versión de Nana del Caballo Grande, que de nuevo volvíamos a sentir como no sólo Dandy, sino el resto de compañeros se dejaban la sangre flamenca en esta canción, haciendo ver que el rock andaluz metalizado es parte del futuro de la música de hoy en día.
Cabe destacar a opinión personal, el claro salto que dio esta banda en tan poco tiempo, de no existir a de repente llenar pabellones. En este mundillo, no se hace… Se nace para ello. Y DERBY MOTORETA’S BURRITO KACHIMBA son el claro ejemplo actual de que el rock nunca morirá. Su concierto en Cartagena fue sin duda alguna, uno de los mejores conciertos a los que he ido hasta la fecha. La felicidad que emanaba del propio grupo sobre las tablas del escenario me recordaba enormemente a Mick Jagger de los STONES, con su increíble energía para moverse de un lado a otro del escenario a su longeva edad. Los juegos de luces en todas y cada una de las canciones hicieron que pudiéramos saborear cada tema como si de un capítulo nuevo de su mundo conociéramos. Por no hablar de los efectos de voz como hablaba antes, que muy escasas veces he visto en directo, solo se ha dejado caer más en los estudios de grabación. En una entrevista pasada comentaron que cada concierto representa el cierre de un círculo a modo de ritual diario. Algo sencillamente especial y bonito. Espero algún día poder tener la oportunidad de charlar con ellos, ya que me han transmitido mucho este tiempo y más aún con este show. Gracias por todo.
INTRO: KBMD
The New Gizz
Porselana Teeth
Caño Cojo
El Valle
RGTQ
Gitana
Turbocamello
Somnium Igni I
Somnium Igni II
Aliento de Dragón
Dámela
13 Monos
Nana del Caballo Grande
El Salto del Gitano
«Muchas veces se les pasa por alto a estos héroes de la música y sin embargo, hacen que todo brille aún más»… totalmente de acuerdo, son músicos que no destacan en ningún grupo, pero muchas veces hacen la diferencia.
quise decir «marcan la diferencia»